La noche era oscura... como todas las noches, pero esta lo era especialmente. El día claro de verano había dado paso a una noche enclaustrada por las nubes y el grupo de tres personas sólo podía ver gracias a las farolas de la calle principal. Las farolas eran un invento reciente, traído de las grandes ciudades. Estos “largos palos con lámparas” eran construidos por los taberneros y posaderos de la zona, para facilitar la visión a los transeúntes y atraer a los posibles inquilinos, así que entre los comerciantes menos ortodoxos de la zona había auténtico vandalismo nocturno y las piedras volaban de la mano de los propietarios a las farolas de su competencia. Esta práctica se extendió a los hijos de los hosteleros y con los años a todos los niños del pueblo, estableciendo así una divertida tradición.
Wherth encabezaba el grupo, con la lámpara en la mano izquierda y una hacha en la derecha, se dirigieron hacia el recorrido que habían realizado el día anterior, al llegar al lugar de la emboscada Ysuf pasó delante, para seguir el rastro de los bandidos, y extremaron las precauciones.
-¿Y cual es el plan, jefe? -el tono del cazador era condescendiente y demostraba con bastante obviedad la poca confianza que tenía en sus ideas, al fin y al cabo, su gran virtud era mentir a los demás.
-Es fácil, pillarles por sorpresa, y robar lo que sea que le interese a ese mercader... no pongas esa cara de preocupación, que pese a que estemos mal iluminados lo noto, ya verás que en cuando vean mis “hechizos” esa panda de bandidos desarrapados huirán despavoridos.
Siguieron caminando, Ysuf descubrió las pisadas borradas con prisa del líder de los bandidos, y más o menos a tres cuartos de la noche encontraron el cadáver de uno de los bandidos tirado encima de las hiervas.
-Ves, desconfiado, -Lumen sonreía levemente, sin poder disimularlo, aunque la oscuridad le ayudó a ello- incluso se matan entre ellos, supongo que para no repartirse el botín que les queda. Supongo que su líder no querrá compartir lo que sea que le interesase a aquel mercader del pueblo... Böbraen, ese comerciante parecía bastante interesado en el líder.
-Vaya, -el guerrero parecía sorprendido- yo no me fijé en que lo que dijo Böbraen fuera tan importante.
Siguieron caminando, despacio, los árboles empezaban a desaparecer y las montañas estaban cada vez más cerca. Un luz en la lejanía alertó al grupo que el campamento bandido estaba cerca... bueno, les alertó la luz y el silbar de una flecha.
Este trió es muy raro, parece que esta unido por hilos de lino desgastado. A la mínima seguro que se matan entre si.
ResponderEliminarSí... no se cómo acabará la cosa, no se...
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