jueves, 26 de enero de 2012

Tardando demasiado

...Santiago, decía... que luego pierdo el hilo... era el más despierto, entre los nuevos llegados se encontraba el carnicero, que clamaba venganza por su primogénito muerto. No estaba dormido, pero se notaba que no lo había hecho.

-Vaya -dijo Hërz, oliendo a repollo- yo pensaba que tú eras de irte a dormir tarde y levantarte a la hora de comer... y resulta que no eres de los últimos en llegar.

-De eso mismo mismo estaba meditando ahora... ¿No se ha visto al mago?

-Esta mañana, no.

-Si me disculpáis, iré a buscarle.

-Será mejor que no tardéis demasiado.

-No os iréis sin el mago, conozco a este maldito comerciante.

Böbraen, por su parte, estaba discutiendo con el alquilador de caballos de “Caballos veloces” que tras correr la voz del ataque matutino, había llegado de mañana para discutir las ventajas de que sus hombres se desplazasen a una velocidad decente hacia el “campo de batalla” sin cansarse.

Mientras tanto, salí camino hacia la posada donde sabía que se alojaba el lanzahechizos y los suyos... me quite la capa, el sobrero... el guante de la mano izquierda, cogí la hombrera de malla y me cubrí la cabeza con ella, escondiendo mi pelo largo bajo ella.... si lo piensa bien, tiene la forma correcta... ¿Qué más? Sí, me coloqué el florete a la parte izquierda del cuerpo y corrí un par de metros antes de entrar jadeando en aquel angosto recibidor.

1 comentario:

  1. Mmmmmm mola mucho, inquietante a saber que puñetas estará pensando Jester. Pero tengo que quejarme, tus relatos últimamente son demasiado cortos.

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