Böbraen se despertó reclinado en su sillón, en un principio no sabía donde se encontraba, sólo que le dolía la cabeza ¿Se había dormido al calor del fuego?... ¡No! ¿Y su arma? ¿Dónde estaba?
-¿Ya se ha despertado?
-¡Maldito hijo de trol! ¿Qué me has hecho?
-Lo siento señor, creo que soy más tolerante al alcohol que vos -señalé las dos copas que reposaban en la mesilla.
-¿Te has atrevido a envenenarme?
-No, por favor, no, eso sería del todo inapropiado... pero es curioso cómo aceleran la fermentación en la destilería “Cabeza del alba” mediante unas hiervas... no, ya le he dicho que ha tenido un “ligero” problema de embriaguez.
-Me has quitado las arma... ¿Pero que me impide gritan a mis guardias?
-Los muertos no creo que puedan ayudar a nadie... supongo que no se puede uno fiar de la mano de obra que se contrata en una taberna... usted les ofrece dinero, yo les ofrezco más dinero para entrar y saquear su casa... pero no se preocupe, yo lo único que quiero es que me responda a una sencilla pregunta. ¿Qué es lo que quieres obtener del líder de los bandidos?
El burgués dudó ante la insistente pregunta, miró a su regazo intentando concentrarse y olvidarse de la involuntaria resaca que le amartillaba sus ideas.
-¿Y si me niego?
-Bueno -bebí un trago largo, era consciente que la expectación atormentaba a mi interlocutor- es posible que posea algún primogénito al que se le puede ahorrar un dolor necesario.
-¡No! ¡No te atreverías!
-¿Qué? ¡Por supuesto que no! Soy una persona que no se atrevería muchas cosas.
Böbraen abrió la boca con la intención de decir algo... no sabía bien el qué... ¿eso había sido sarcasmo?... maldita resaca.
-Una... una carta... un permiso de libre comercio con el reino de Frahael (Frahael era el reino colindante al nuestro, para comerciar entre reinos había que pagar unas aduanas... unas tasas para entrar material que fuera susceptible de ser intercambiado. Había reinos que hacía pagar cierta cantidad a sus vecinos, otros que, al tener una buena relación diplomática, hacían pagar menos... ya os haréis la idea). El rey se la entregó... bueno, se la iba a entregar a nuestro regente, Aleshander, pero los bandidos se le adelantaron.
-Bien, entonces eso será más fácil que traerte todos los cuerpos. De acuerdo, no quisiera gastar más de su preciado tiempo, tomaré las armas como adelanto y al traerte el permiso ya discutiremos mis honorarios -dejé la copa y me levanté.
-¿¡Qué!? Después de todo lo que has hecho... ¿Pretendes que te pague?
-¿Qué? -me di la vuelta, ya había llegando a la puerta- No entiendo a que se refiere...ni que hubiera hecho algo ilegal.
Llegué al umbral y giré al pomo, tras atravesarlo saludé a los dos guardias que estaban custodiando la puerta.
Este tío es un espía del tal Aleshander. Eso o es el hijo de puta mas cabrón que haya visto Nashvil
ResponderEliminarHombre... hijo de puta lo es un rato xD
ResponderEliminarBuen relato, Jester me va cayendo cada vez mejor xD
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